... de la Red Raudo el impetuoso viento llegó de pronto y galopando sobre su ardiente espalda apareciste tú: una luciérnaga con alas de oro remontando el ocaso del sol sobre los montes, igual que una efímera lluvia de una primavera ya en ciernes. Y fue entonces... cuando todos los vidrios mojados de aquella vieja ciudad te recibieron exultantes,
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